¿Por qué leer TODO ES LO MISMO?
Todo es lo mismo es una novela con un claro trasfondo espiritual. Esa es tal vez su mayor característica. Por tanto, no es solamente un libro de viajes, sino que viene a expresar una forma de vivir, de ver la vida, de sentirla y de interpretarla. Aprovechando la reedición de esta novela que salió por primera vez en 2012, te cuento, entre otras cosas, por qué lo escribí, por qué salió de esa forma o qué es lo que intenta transmitir.
Para poner en contexto Todo es lo mismo habría que retroceder unos 20 años y situarnos en la isla de Tenerife. Un buen día me levanto de la cama y decido cambiar de vida. Es decir, quería dejar atrás todas las cosas que me estaban perjudicando y me mantenían en un hoyo profundo del que no veía salida. Esa decisión, que evidentemente vino acompañada de la acción, ya que si no se habría quedado en nada, fue el desencadenante de que mi vida cambiara de rumbo.
Después de aquella decisión me vino una nueva manera de plantearme la vida. Y vino determinado por la pérdida de gran parte de los miedos que me atenazaban. Esto, por ejemplo, dio lugar a que me atreviera a auto-publicar Epitafio para los días asesinados. La forma de editarlo ya fue de por sí una aventura. Para ello vendí a 300 personas un papelito que prometía ser cambiado por el libro físico una vez obtuviera el dinero necesario. Y vaya si lo obtuve. Esto vino acompañado por una creencia que a partir del momento en el que decidí cambiar de vida empecé a vislumbrar. Y así, la creencia fue transformada en certeza, pues los hechos lo corroboraban.
La magia de la vida se me fue mostrando a cada paso que daba. Es por ello que me lancé a vivir. Y quise hacer realidad mis sueños. Dejé mi trabajo en una oscura oficina y me lancé a la aventura. Viajé por medio mundo siguiendo las señales que el Universo me lanzaba. Atento. Sin miedo. Confiando en mí y en la vida. Conectado a todo lo que me rodeaba. Sintiéndome parte de una unidad en la que estamos incluidos todos y todo. Y esto esto fue posible gracias al estado de conciencia en el que vivía. Un estado de apertura, de claridad mental, de percepción, que nunca antes había experimentado. Era como vivir en una meditación permanente, en satori, que dirían en el zen. Bien, pues de todo este proceso trata Todo es lo mismo.
Pero la novela no sólo va de mí y mis andanzas, sino también de la gente que conocí durante esos viajes iniciáticos. Personas de carne y hueso de Argentina, de Perú, de Bolivia, de la selva amazónica o del desierto del Sahara. Maestros de la vida. Almas vivas con las que tuve la suerte de coincidir en nuestros respectivos caminos. Seres especiales que encontré en la Isla del Sol del Lago Titicaca. O en el Camino de Santiago. O en Togo. En numerosos lugares y con distintas realidades. Pero todos con la bendita capacidad de transmitir un mensaje repleto de amor.
Por último, decirte que otra de las razones por las que deberías leer Todo es lo mismo, entusiasta lector, es porque es un libro diferente. Su composición es un compendio de experimentos estilísticos. Esa falta de miedo de la que hablé antes se ve reflejada en el libro. Es lo que me lleva a jugar, por ejemplo, con los puntos de vista narrativos. A dejar que sea la intuición la que guíe la narración. A que en sus páginas incluya poesía, cuentos o me salga de la linealidad habitual de las novelas.